
La presente exposición surge de un diálogo entre investigadoras del Grupo de Investigación en Antropología Visual (GIAV) y los y las artistas Manuela Amasifuén, Martin Granados, Leonidas Orellana, Violeta Quispe y las integrantes del colectivo Shipibas Muralistas (Lucía Flores / Saken Bena, Luz Franco / Saken Vexo, Milka Franco / Metsa Kavi, Nimia García / Verin Jisbe y Zoila Maynas / Zuiviri) iniciado el 2021 a propósito de la exhibición virtual “Bicentenario, Crisis y Creación”. Luego de esta experiencia convenimos en continuar la discusión sobre sus esfuerzos por mantenerse vigentes como creadores y ciudadanos/as, y nuestro interés compartido en reflexionar sobre la comunidad nacional que somos y el futuro al que aspiramos a través de sus obras. El resultado de este proceso fue el diseño de una exposición presencial basada en una curaduría colaborativa que dio lugar a la identificación de dos esferas temáticas que nos permiten abordar reflexivamente la producción artística que aquí presentamos: 1) reflexiones testimoniales de la crisis y 2) cuidado, autocuidado y comunidad.
Por reflexiones testimoniales de la crisis entendemos la forma en que las obras responden a una urgencia de comunicar lo vivido durante las diversas crisis, políticas y sanitarias, que se superpusieron durante la celebración del Bicentenario de la Independencia del Perú el año 2021 y con cuidado, autocuidado y comunidad recogemos el sentido que tomó la práctica creativa en este contexto de vulnerabilidad compartida. Ambas esferas atraviesan la totalidad de obras que presentamos en esta exhibición y sirven como coordenadas para entender sus lugares en la actualidad. A su vez, estas obras ubicadas en la parte central de la sala, se encuentran enmarcadas por los perfiles de cada artista junto a trabajos que los representan.
En las obras exhibidas y los procesos que las sustentan, se evidencian también diferentes estrategias para lidiar con la crisis donde se intercalan la innovación en la formas de producción, el repliegue de la práctica artística y el tejido de nuevas redes de colaboración. Estas estrategias pueden ser, a su vez, fuente de nuevas desigualdades en tanto emergen en un contexto de exclusiones históricas y estructurales que han hecho difícil cumplir las aspiraciones por constituirnos en una comunidad nacional. Por esta razón, creemos importante invitar a los públicos que visiten la sala a participar de las reflexiones que las y los artistas aquí expuestos movilizan a través de sus prácticas.

Sobre curaduría colaborativa
Apuntes sobre la metodología y sus retos
Llevar a cabo esta experiencia nos ha permitido reflexionar como grupo sobre la posibilidad del intercambio colaborativo en procesos curatoriales; recuperando diversas discusiones que han tenido lugar en el campo de la antropología a lo largo de su historia contemporánea. Nuestro punto de partida ha sido la problematización de nuestros lugares de enunciación como investigadores y como quienes dieron inicio a la colaboración. Así, comenzamos por poner en discusión, durante el taller, la forma en que cada uno de nosotros se autodenomina; a través de esto encontramos que la tensión entre los términos “artesano” o “artista” se encuentra vigente en modos menos antagónicos de los que se suele pensar desde la academia o la crítica. Los y las artistas que participan en la muestra convocan ambos términos en función a lo que el contexto o situación requiere; al hacerlo, el acento se pone sobre los términos de la relación en general y no sobre el uso o no del concepto “artesano”. Esto nos lleva a pensar que, aunque se presume como reconocimiento, la denominación “artista” no garantiza la inclusión efectiva si las relaciones se mantienen desiguales.
En relación a la práctica curatorial en sí, abordamos la colaboración desde el diseño de espacios de encuentro donde cada participante interviene desde sus propios saberes y prácticas; apelando así a la idea de una “sociedad epistémica”*. Es así que buscamos que la exposición sea menos “sobre artistas” y más “con los artistas”, y que sus reflexiones se comuniquen a través de sus obras y testimonios, en diálogo con nuestras propias lecturas y estrategias como investigadores/curadores.
Para la presente exposición dimos continuidad al proceso de la exhibición virtual del año anterior a través de visitas virtuales y presenciales a sus talleres, así como con un taller curatorial presencial con todos los y las participantes en Lima. En este espacio se reformularon de manera conjunta los ejes curatoriales que el equipo del GIAV había planteado para la anterior exhibición. Durante el trabajo colaborativo se ha desarrollado el concepto de la exhibición, se han seleccionado las piezas y se ha consensuado la información que se presenta.
En el proceso también hemos identificado dificultades de distinto orden para crear tal “sociedad epistémica”. No todos los/las artistas cuentan con los mismos recursos para participar en las tareas que exige la colaboración. Por ejemplo, conexión al internet para comunicarnos a la distancia, compartir documentos, e intercambiar propuestas; o con equipos y experticias para realizar registros o crear los contenidos audiovisuales necesarios. La disponibilidad de tiempo de cada uno es también un asunto a contemplar. Por esta razón, creemos que apostar por proyectos con un enfoque de curaduría colaborativa demanda un alto grado de reflexividad, experiencias y capacidades que nos invitan a pensar en ella como un compromiso que debe y puede ser compartido entre diversos actores e instituciones tomando en cuenta las particularidades de cada participante.
*Holmes, D. R., & Marcus, G. E. (2008). Collaboration Today and the Re-Imagination of the Classic Scene of Fieldwork Encounter. Collaborative Anthropologies, 1(1), 81–101. https://doi.org/10.1353/cla.0.0003
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